La espada del diablo

Un espigado inglés, de Yorkshire; con los ojos grises y dos hermanos mayores; con más cerebro que alma y bastante poca modestia; con un idolatrado maestro; aficionado a la apicultura y las reacciones químicas y enganchado a los opiáceos. Acompañado por un terapeuta o sanador con escasas aunque decisivas intervenciones, y con un enemigo al que se puede caracterizar por su inicial. Y un perro que no ladra; y un fuego que no es fuego; .... Y una mujer de ojos verdes. Si has pensado que este libro es, como parece que vaya a ponerse de moda, un intento de 'revival' de las novelas de cierto doctor victoriano, sospechoso incluso de escribir "Desde el Infierno" ... te equivocas. Porque también hay Templarios; y franciscanos, cistercienses, benedictinos; y dominicos. Y hay Cátaros; y mesalianos, paulicianos, bogomilos, y una nutrida selección de todas las herejías que el cristianismo ha parido. Y judíos; y musulmanes; y tradiciones paganas. Y encomiendas, y abadías, y catedrales, y fortificaciones. Y reliquias de todo tipo. Y Cruzadas. Y ángeles. Y Demonios. Y, si has leído alguna novela de Fernández Urresti antes, un (¿) inesperado (?) viajero en el tiempo ... ¿cómo iba a perdérselo? O, quizás, un Ilustrísimo antepasado. Una vez más, F. Urresti me ha llevado de viaje: de viaje en el tiempo, a lo largo de más de 45 años ... de hace más de 700. De viaje a través del espacio desde las costas de Irlanda hasta Tierra Santa ... y vuelta. Con dos 'pinceladas' caracteriza a un personaje; con otras dos pinta un paisaje; un par más y nos mete en una cripta; otras dos y percibimos el hedor de las batallas, el aroma de la costa inglesa o el perfume de los bosques franceses; o el terrible olor de las hogueras. Creo que he batido mi récord de lectura ... después de tanto decir que yo soy muy lenta leyendo. Pero me ha resultado tan difícil cerrar el libro cada noche. Especialmente al terminarlo.