Los cristianos

Jesús nunca quiso fundar una religión a parte del judaísmo, y siempre se consideró judío. Si alguien le hubiera dicho que él es Dios, seguro lo habría considerado una blasfemia. No solo Mosterín defiende estas ideas, sino también todos los historiadores mínimamente serios. Con ello, no digo que el cristianismo constituya una vía espiritual ilegítima. Pero, sería aconsejable que los cristianos tomen buena nota de lo que explica Mosterín en su libro, para ser así cristianos más consecuentes y, en muchos casos, menos fanáticos. Si los cristianos se informaran de lo que explica Mosterín y otros autores serios como él, el cristianismo se transformaría para bien y se acabaría todo su autoritarismo dogmático y jerárquico. En general, comparto las lineas generales de explicación de Mosterín. Solo discrepo en algunos detalles: él dice que es razonable pensar que Jesús existió, pero que no es seguro. Yo, por mi parte, considero que de acuerdo con los datos históricos que tenemos, sí es seguro que Jesús de Nazaret existió. Otra discrepancia que tengo con Mosterín, es que me parece exagera el Papel de Pablo convirtiéndolo incluso en el fundador real del cristianismo. Su tesis se basa en que Pablo habría helenizado el cristianismo haciéndolo, más o menos, una religión mistérica que divinizaría a Jesús convirtiéndolo, por primera vez, en resucitado y Dios. En mi opinión, la helenización del cristianismo aunque rápida fue más gradual y sin constituir la ruptura radical de la que habla Mosterín. En el judaísmo ya se aceptaba la posibilidad de que Dios pudiera, de alguna manera, apadrinar a alguien, y en este sentido divinizarlo elevándolo por encima de los ángeles. Antes de Pablo, como el mismo Mosterín reconoce, Pedro había manifestado que Jesús se le había aparecido resucitado (mosterín considera que fue una "alucinación"). Por tanto, la resurrección no fue un invento de Pablo. Incluso Pablo no solo habla del testimonio de Pedro, sino también del de muchos otros. El cristianismo postpascual, antes de Pablo, consideraba que, tras su muerte, Jesús había sido elevado por Dios a los cielos, convertido en su hijo y mano derecha, y que vendría a juzgar a vivos y muertos. Esta historia, que cabía dentro del judaísmo, facilitó la posterior evolución del cristianismo a doctrina mistérica dentro del helenismo. Pablo fue un factor importatísimo en ese proceso, pero seguramente no decisivo y, esto seguro, sin constituir ninguna ruptura exagerada dentro de la natural evolución del cristianismo. De hecho, Pablo no llegó a considerar a Jesús nunca a la altura de Dios Padre (como si haría el cristianismo posterior atanasiano). Solo excepcionalmente llega Pablo a decir que Jesús es Dios, y lo hace de manera muy ambigua, metafórica y en el contexto de un supuesto apadrinamiento de Jesús recibido de Dios. Mosterín se sitúa en una línea filosófica de Escuela Analítica. Para él, el misterio de la trascendencia no significa nada. Eso hace que tenga los pies en el suelo en todo momento, sin dejarse llevar por arbitrariedades gratuitas. Pero, en mi humildísima opinión, la parte negativa de esa actitud intelectual es que lo encierra en unos criterios de racionalidad demasiado restringidos. Algunos, al intentar empatizar con su visión del mundo, la vemos insatisfactoria. Hay un algo más de lo que no se puede prescindir, por muy, como dice Zubiri, indefinible, escurridizo y abierto que sea. De cualquir manera, el que lee al genio Mosteerín ya sabe que él es una mina de claridad y de sentido común. Por contra, el que quiera satisfacción filosófico-espiritual que lea a Heidegger. A parte de estos detalles, el libro es serio, claro y muy bien documentado. Pero, a algunas personas, para bien o para mal (en mi caso, para bien), les parecerá ácido en algunos momentos. Gracias.