Almansa

El libro se titula "Almansa", pero lo que Díaz Paredes emprende es un recorrido continental que nos traslada prácticamente a cada eslabón del mapa de poder europeo. Impresiona la capacidad del autor de leer el momento histórico y la Guerra de sucesión con tan inmensa claridad, a vista de pájaro pero al mismo tiempo capaz de aterrizar en los detalles más mundanos de todos esos actores sin nombre, de los soldados desconocidos y los vecinos anónimos de las localidades más remotas. Semejante nivel de erudición y abundancia de datos, razonable para tratarse originalmente de una tesis doctoral, no entorpece el ritmo de un libro que está escrito para despertar el interés del lector, sea cual sea su nivel de conocimiento histórico (en mi caso, no había leído nada sobre la Guerra de sucesión desde las lecciones que estudié en su momento en bachillerato, hace más de quince años). Todo momento de chispa narrativa es explorado con genialidad, desde el espectacular eclipse narrado al principio, hasta el retumbar de tambores de la batalla en sí, pasando por esos momentos 'western' que solo podría entregarnos un libro escrito en la bruma de la posmodernidad. Un libro oportuno y necesario en el momento actual, en el que el conocimiento histórico parece evaporarse en la era de las redes sociales, las fake news y los ordenadores cuánticos. No viene mal instruirse en estas materias en un tiempo en el que algunos han sido capaces de renombrar con poca honestidad la guerra de sucesión como guerra de secesión. Almansa es un nombre prácticamente desconocido, por comparación con otros enfrentamientos militares, desde Culloden a Estalingrado, con las famosas batallas napoleónicas entremedias. No viene mal recuperar Almansa, aunque solo sea para (re)conocer los rudimentos de la nación española tal y como la conocemos. Un libro formidablemente bien escrito, de un autor que esperemos nos entregue más trabajos como este en los próximos años. Desde luego, una continuación que condensase los hechos que transcurren desde 1708 hasta Utrecht suena poco menos que muy apetecible.