Una noche muy fría, en la casita blanca, mamá osa y Sam leyeron su cuento favorito. La mamá le dio un beso, lo arropó, pero de pronto, escuchó una tosecita inesperada.
Todavía no había amanecido en la calle del Ciruelo, pero en la casita blanca Sam y su mamá osa cocinaban pasteles para repartir entre todos los vecinos.¡Sam estaba tan impaciente! No podía esperar a que salieran del horno...
Mamá osa leyó con él su cuento favorito, lo arropó bien con la manta roja, le llevó todos los muñecos de peluche, le trajo dos vasos de leche? Pero nada era suficiente. A Sam siempre le faltaba algo.
Lola y Simón son vecinos, pero no se dicen hola, ni se saludan. Los dos se preguntan si el otro necesita un amigo. Y una noche, pasa una estrella fugaz.
En este libro atemporal, el nuevo lector se adentra en la nieve profunda con una misteriosa maleta. Tiene algo importante para compartir con su fiel compañero, que le adelanta en la marcha para esperarlo en lo alto de una montaña muy alta....
Una noche muy fría, en la casita blanca, mamá osa y Sam leyeron su cuento favorito. La mamá le dio un beso, lo arropó, pero de pronto, escuchó una tosecita inesperada.
Todavía no había amanecido en la calle del Ciruelo, pero en la casita blanca Sam y su mamá osa cocinaban pasteles para repartir entre todos los vecinos.¡Sam estaba tan impaciente! No podía esperar a que salieran del horno...
Mamá osa leyó con él su cuento favorito, lo arropó bien con la manta roja, le llevó todos los muñecos de peluche, le trajo dos vasos de leche? Pero nada era suficiente. A Sam siempre le faltaba algo.