Editorial | Khaf (Edelvives) |
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Edición | (19/02/2018) | Páginas | 248 | Dimensiones | 23x16 cm |
Idioma | Español |
ISBN | 9788415995234 |
ISBN-10 | 8415995237 |
Encuadernación | Tapa blanda |
Colección | Expresar Religioso |
Autor/es | José Miguel Núñez Moreno |
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Editorial | Khaf (Edelvives) |
Edición | (19/02/2018) | Páginas | 248 | Dimensiones | 23x16 cm |
Idioma | Español |
ISBN | 9788415995234 |
ISBN-10 | 8415995237 |
Encuadernación | Tapa blanda |
Colección | Expresar Religioso |
Cliente Agapea
06/08/2018
Un buen libro para adentrarse en le experiencia de la fe y en la aventura de creer para buscar comprender
Cliente Agapea
24/06/2018
«Conocí algunos buenos sacerdotes que desarrollaban el sagrado ministerio por el bien de la gente; pero con ninguno de ellos podía establecer un trato familiar. Con frecuencia, tuve ocasión de encontrarme por la calle a mi párroco con su vicario. Los saludaba de lejos y, al acercarme, les hacía también una reverencia. Pero ellos me devolvían el saludo de un modo serio y cortés, prosiguiendo sin más su camino. Muchas veces, llorando, me decía a mí mismo y también a otro: “Si yo fuese sacerdote, me gustaría actuar de otro modo; querría acercarme a los niños, decirles palabras oportunas, darles buenos consejos”» (MEMORIAS DEL ORATORIO). Esta es la experiencia que Juan Bosco recoge en las Memorias del Oratorio y que Pepe ha hecho suya, en el transcurrir de sus largos años como salesiano y como sacerdote. El contaste deseo de llegar a los jóvenes y de acercarles la Buena Noticia del evangelio, es lo que le ha llevado a tomar numerosas iniciativas a lo largo de su su vida como salesiano y sacerdote y que en algunos momentos se ha concretado en materiales y textos para el servicio de la pastoral juvenil como: 100 Palabras al oído, Rasgos para una espiritualidad juvenil, ¿Quién decís que soy yo? Itinerario para profundizar en el seguimiento de Jesús y otros muchos de distinta naturaleza…) “Creer en el corazón de la ciudad” ha surgido de una nueva inquietud. Su deseo de ofrecer á los jóvenes que terminan el itinerario de educación en la fe, a animadores, catequistas y coordinadores de pastoral una reflexión y argumentación en forma de esqueleto creyente que pueda sostener con fundamento la experiencia de fe. Nos ofrece una teología fundamental narrada, comprensible y cercana, con un lenguaje que todos pueden entender. Los delegados de pastoral juvenil y responsables constatamos en muchas ocasiones la inconsistencia de la experiencia de fe de muchos de nuestros animadores, incluso de los más implicados. Siempre llegamos a la misma conclusión: No se puede mantener una opción creyente únicamente en sentimientos, emociones y vivencias fugaces. La fe necesita apoyarse en una formación sólida, sobre todo en estos tiempos de pluralidad cultural y en la que cada creyente en su contexto universitario, laboral, social tiene que dar “razón de su fe” en diálogo con el pensamiento y la cultura actual. Con más razón cuando se pone en manos de animadores la formación de otros niños más pequeños estos necesitan tener una formación mucho más argumentada, sólida y consistente. Pepe sabe, que como Delegado de Pastoral Juvenil estoy preocupado por la formación de los animadores de grupos de fe y que por ello junto al coordinador del Itinerario de Educación en la fe, Jorge Juan, hemos puesto en marcha un plan de formación de animadores y una escuela de animadores de Grupos de fe para este próximo curso 18/19. Este trabajo “Creer en el corazón de la ciudad” sin duda que servirá de base para trabajar algunos temas con los animadores que hagan el curso. Además el cuestionario tras cada capítulo será de gran ayuda para la reflexión personal y el diálogo. El texto que nos regala Pepe está lleno de intuiciones y de certezas que, como no puede ser de otro modo, coinciden con la propuesta que hace nuestro cuadro de referencia de la Pastoral Juvenil Salesiana y el sínodo de los obispos “Jóvenes, Fe y discernimiento vocacional” que se celebrará en el mes de Octubre. No quiero dejar de pasar la oportunidad para resaltar algunas rasgos que me parecen importantes en cualquier cristiano y en cualquier evangelizador y que el texto que hoy nos ocupa viene a reforzar de una manera clara. Precisamente el Cuadro de Referencia de la Pastoral Juvenil Salesiana, en el capítulo dedicado a la Comunidad Educativa Pastoral, sujeto del Proyecto Educativo Pastoral se sitúa como motor un apartado titulado “El corazón del educador” Hoy es muy apropiado decir que ese educador con corazón cree sumergido en el corazón de la ciudad” y ese educador cristiano con corazón provocará que el corazón de la ciudad bombee sangre y genere vida en todos los rincones, en todos los barrios y en todos los hogares de la ciudad aún en los más oscuros y escondidos. El corazón del educador-evangelizador es aquel que en cualquier ámbito de presencia y de compromiso es fiel al modelo de educador y de evangelizar que Don Bosco nos ha dejado en herencia. Este educador hoy debe cultivar algunas características que Pepe subraya y comenta en su libro. Hoy necesitamos todos, entrar más profundamente en el Evangelio. Tener mayor conciencia del significado y de las exigencias del ser cristiano. Si nos tomamos en serio nuestro bautismo debemos crecer en un conocimiento más completo y profundo de Cristo, Buen Pastor, y en una auténtica experiencia de fe en la actividad cotidiana. Sólo una “persona interior” tiene capacidad de escucha, puede distinguir lo aparente de lo auténtico, puede estar abierta a las necesidades de los demás y dejarse afecta por ellas. Hoy estamos llamados a ser hombres y mujeres que viven y caminan “en la presencia de Dios” que han descubierto a Dios manifestado en la historia cotidiana y, de modo especial, en la historia de los jóvenes. Queremos ser “influencers con el mensaje del evangelio”. Para incidir más es necesario, ser más discípulos de Cristo, adentrarse, como invita este libro, más profundamente en el Evangelio y en la experiencia creyente. Y más para el educador cristiano todo debe adquirir una intencionalidad evangélica. Ahora bien, hoy volvemos a descubrir que la primera forma de evangelizar es el testimonio. El evangelizador es consciente de que la buena noticia no solo reside en la verdad que anuncia, sino, sobre todo, en la convicción del testimonio con que la propone (Evangelii Nuntiandi 42) Ofrecer una vida alterada por el evangelio. Es necesario que todo educador fortalezca de modo consciente las motivaciones y razones de su fe. El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan o si escuchan a los que enseñan es por que dan testimonio. El motivo que nos ha traído hoy aquí no es sólo un libro es el testimonio de un hombre de fe, salesiano y sacerdote enamorado de Cristo y de Don Bosco que intenta hacer realidad las palabras de Don Bosco: “Tened en cuenta que lo que yo soy, soy todo para ustedes, día y noche, mañana y tarde, en cualquier momento. No tengo otro punto de mira que procurar vuestro provecho moral, intelectual, y físico. Yo por vosotros estudio, por vosotros trabajo, por vosotros vivo, por vosotros estoy dispuesto hasta dar la vida” (Memorias del Oratorio) Por que este texto está acompañado de mucha vida, de mucho testimonio y de mucha entrega y eso lo hace más creíble y verdadero. Hoy estamos convencidos que todo esto pasa por privilegiar los procesos de personalización y crecimiento. El modelo es el camino de Emaús: acercarse a la persona del joven con sentido misionero; ir al encuentro con actitud de escucha y de acogida; anunciar el Evangelio ofreciendo acompañamiento. La animación da prioridad a los procesos de personalización y de crecimiento de la conciencia, educa las motivaciones que guían las opciones de la persona y su capacidad crítica, activa también su implicación para hacerlas responsables y protagonistas de los propios procesos educativos y pastorales. Es necesario pertrecharse de una preparación adecuada para el cumplimiento pleno de la propia misión. La formación tiende a una múltiple conversión del corazón, de la mente y de la acción pastoral. Y además estamos llamados a valorar los acontecimientos y las corrientes de pensamiento de nuestro tiempo que más influyen sobre el hombre. Al educador, con la conciencia de ser un mediador en la evangelización, se le pide un esfuerzo paciente de adaptación y de reflexión bajo aspectos diversos: en la tarea de proyectar caminos de fe que tengan en cuenta los lenguajes actuales presentes y que conecten con la condición de los jóvenes; en el impacto vital y claro de la propuesta evangélica y educativa, puntos estratégicos para la evangelización de las culturas. La formación es disponibilidad de la mente y del corazón para dejarse educar por la vida y a lo largo de toda la vida. La persona es inteligentemente activa y dispuesta a aprender. Esta disponibilidad no se improvisa ni nace de la nada: surge de nuestra vocación educativa. Se ha confirmado la insuficiencia de los caminos formativos restringidos a saberes o a la adquisición de competencias y técnicas profesionalmente valiosas. Estamos cada vez más convencidos de la importancia de que el educador-evangelizador se implique con toda su persona en la tarea educativa: las habilidades comunicativas y educativas deben enraizarse en la propia identidad y en un real camino personal. Se pueden poseer todas las informaciones, se pueden dominar metodologías y didácticas actualizadas y exhibir recursos y profesionalidad: sin embargo, el proceso de formación pasa, por poner en juego la propia identidad y el don del propio testimonio, tanto en el modelo de identificación que presenta como en la trayectoria de su propia formación personal. La vocación al servicio evangelizador requiere la capacidad de interrogarse y de dejarse interpelar sobre las propias convicciones, las propias motivaciones y expectativas: el conocerse quita el miedo y refuerza la propia identidad. ( Creer en el corazón de la ciudad. pág 34) “Hablar de Dios al hombre y a la mujer de nuestro tiempo supone aceptar el reto de acompañarlos en procesos personales, desde la vida, iluminando el camino y posponiendo nuevos horizontes que ayuden al conocimiento y a la aceptación de sí mismos, a descubrir sus anhelos más íntimos, a leer en profundidad la vida, más reveladora de lo que aparentemente pueda parecer, y a descubrir y aceptar el Misterios presente en la realidad (yo, los otros, el mundo) que los llama a salir de sí mismos y a entrar en comunión con él”. Quiero terminar leyendo la última página de la cuarta parte “Dispuesto a dar razón de nuestra esperanza y que se titula: “Hacia una catequesis significativa” pág 214: Es urgente recuperar una catequesis “significativa”, es decir, que toque afectivamente la vida del destinatario. He aquí nuestro punto de partida: la persona del niño, adolescente y del joven. En un momento cultural en el que se marginan los grandes interrogantes y se eluden cuestiones importantes, quizás sea prioritario suscitar preguntas, hacer emerger las inquietudes y anhelos que cada persona, aunque ocultas, lleva en el corazón. Saber conectar las inquietudes vitales de cada persona, tarea verdaderamente artesanal, con la propuesta de Jesús de Nazaret requiere maestría. Pero ese es el reto si queremos ayudar acompañar procesos que conduzcan a la personalización de la fe. Hoy más que nunca, el catequista deber ser “maestro” y “amigo” de camión que recorre el sendero con cada adolescente, con cada joven que se le confía. Es el lenguaje de la cercanía y de la vida compartida la mejor catequesis desde la que narrar la Buena Noticia de Jesús. La experiencia que vive la persona será compañera de viaje durante el trayecto. La pedagogía adecuada en el planteamiento y una renovada metodología catequética harán el resto. La catequesis de hoy, o abandona viejos esquemas y conecta con la vida del niño o del joven o simplemente, no tendrá sentido. Educamos y evangelizamos al servicio de una mejor calidad de vida” para el hombre y la mujer de nuestro tiempo. O la buena Noticia lo es verdaderamente porque ilumina la vida concreta de la persona o no será nunca significativa. Habla de Dios “con sentido”, es ni más ni menos, narrar a la persona nueva como horizonte de plenitud”. Estoy seguro que este libro ofrecerá la oportunidad a muchos jóvenes, animadores y coordinadores de pastoral de afianzar su fe, de clarificar muchas dudas y poder contar con argumentos sólidos para profundizar en la identidad cristiana y de ese modo poder dialogar con la cultura y el pensamiento de nuestro tiempo. Muchas Gracias Pepe por este hermoso trabajo, por la rica aportación que haces a la pastoral juvenil y a la evangelización y por regalar a la comunidad creyente este modo nuevo narrar el Credo. Gracias por ayudarnos a comprender mejor nuestra fe.
El autor de Creer en el corazón de la ciudad. La fe que busca comprender, con isbn 978-84-15-99523-4, es José Miguel Núñez Moreno, esta publicación tiene doscientas cuarenta y ocho páginas.
Resumen
Otros libros de Núñez Moreno, José Miguel son El Mesias De Nazaret, Una Decada Con Francisco, El Que Quiera Seguirme?, Solo El Amor Salva, Altiva Emerita, A Vueltas Con Dios En Tiempos Complejos, ¿quién Decís Que Soy Yo? y 100 Palabras Al Oído. Ver su bibliografía.