Con un tono confesional («Evidentemente yo no soy yo, que soy otro, / escribiendo sobre los trabajos y los días»), Pertenecemos a lo invisible enumera y enuncia las piezas de un collage existencial de «quien ha empezado a sumar...
[..]Se trata de una narración compuesta por tres partes: A bordo de un trillo, La muchacha del paraguas y una prosa hecha con tablas grises, todas ellas unidas por la intención de recuperar el tiempo perdido, las antiguas vivencias...