El fabricante de muñecas

No negaré que lo primero en lo que me fijé cuando vi este libro fue su preciosa portada, que es una auténtica maravilla. Pero, tras leer su sinopsis, fue cuando supe que tendría que acabar en mis manos, ya que me encantan los libros ambientados en la Segunda Guerra Mundial. Pero este no es un libro histórico, no. Encontramos una historia desgarradora, preciosa y mágica. Una mezclaba de realismo, fantasía y magia. Los personajes, la ambientación y la originalidad de la trama son los pilares de esta historia. - El fabricante de muñecas, un hombre con un gran corazón y que no dudará ni un segundo en ayudar en lo que sea posible a sus amigos judíos, pese a los perjuicios que parecen haberse apoderado de sus vecinos. Unos prejuicios que él mismo ha vivido debido a una de sus características físicas. - Karolina, una muñeca bondadosa, empática y demasiado humana para ser “un simple juguete”. Una muñeca que ha sufrido el horror de la invasión de su propio mundo. - El violinista y su hija representan el horror que vivió el pueblo judío. Podemos sentir su sufrimiento pero, a la vez, la esperanza por un mundo mejor y un cambio esperado. Este es un libro que podrás leer en un santiamén, pues los personajes, su magia, la ternura y ese punto de fantasía, hará que te adentres en un cuento que te aportará momentos de tristeza y felicidad. He de reconocer que el fabricante de muñecas me ha conquistado el corazón. Es uno de esos protagonistas entrañables y llenos de bondad que te dejan con una sonrisa… una sonrisa a pesar de su ambientación y el horror que también tenemos presente en la historia. Pues os puedo asegurar que los malos son tan malos como lo fueron en la historia. Encontramos un villano que me ha repugnado y crispado los nervios con cada palabra y actuación.