La maldición de los sueños

El libro era para un regalo, cumplió con mis expectativas. Envío perfecto, sin rasguños y dentro del plazo, super rapidos! Es un libro para amantes de la fantasía, con una trama original y con una prosa muy amena que te hará empatizar con algunos de ellos.

Es una historia interesante

No ha sido lo que esperaba.

Lo recomiendo 200%

No conocía a Rebecca Ross hasta que apareció este libro en mi vida. Por lo que ha sido toda una novedad y, de hecho, ha sido una gran novedad! Para mí, el elemento clave en esta historia es el mundo que la autora ha construido. Un mundo de cuento de hadas con puntos de oscuridad en la que se relacionan los sueños y las pesadillas, que se hacen realidad y se materializan para atormentar a las personas que habitan Azenor. He podido congeniar con nuestra protagonista Clem en algunos momentos. En otros, me ha sacado un poco de mis casillas, debo decirlo. Me ha costado entender su actitud hacia ciertos hechos de la trama, aunque, a priori, es muy fácil empatizar con sus motivos de venganza (yo también lo haría). Phelan, me ha ganado prácticamente desde el principio y, de hecho, me ha costado menos entenderlo a él y sus acciones durante la historia. Un personaje callado, con sus propios secretos y que aporta ese toque de misterio que tanto disfruto. Destacar que los personajes por separado me han gustado. El romance? Meh… es cierto que la “relación” se construye a fuego lento y eso es algo que agradezco, pues no me gustan los hechos atropellados y sin sentido. Sin embargo, les falta química. No me han transmitido nada juntos y no me han aportado esa chispa que considero necesitan unos personajes tan poderosos y fuertes como los que aquí encontramos. De hecho, el fin al me ha dejado bastante fría en cuanto a nuestros protagonistas. Es un libro que recomiendo? Claramente sí. Será el libro del año? Pues no. Pero puedo afirmar que La Maldición de Los Sueños nos presenta un mundo que me ha encantado, donde encontraremos magia, un gran conflicto centenario y personajes que no resultan indiferentes. Pero, sobre todo, no encontraremos de frente con nuestras peores pesadillas.