Las calles de Madrid han sido, y siguen siéndolo, un lugar donde los niños se divierten con sus amigos. Ahí se reúnen y juegan a "justicia y ladrones" o al corro, cantando canciones que pasan de padres a hijos. En...
Madrid se rendía al jolgorio, al desenfreno durante unos pocos días al ano. Eran las fiestas de siempre, las tradicionales y las profanas, aquellas en que la penitencia o las ganas de divertirse prolongaban estos días de asueto.